SI NO SABES AMAR, TU VIDA PASARÁ COMO UN DESTELLO

martes, 4 de agosto de 2009

DIARIO DE VIAJE: TÍBET (IX)

THE WAY TO THE BORDER o DURMIENDO A LOS PIES DEL GIGANTE

19-05-2009
En el trayecto hacia la ciudad monástica de Sakya, nuestra próxima parada en el camino hacia la frontera por la Carretera de la Amistad, encontramos un Jeep detenido en la inclinada pendiente
de una montaña. Paramos para ver en que podemos ayudar. Se trata de una familia australiana que lleva seis meses viajando por el mundo. Al padre y a su mujer se los ve muy ilusionados contándonoslo mientras su hijo adolescente, a su espalda, imita la famosa escena del apuñalamiento en la ducha en Psicosis. La niña pequeña, de unos doce años, busca latas y juega a hacer torres...en un lugar tan idílico ya ha encontrado al menos doce. Mientras los chofers y los guias intentan arreglar la dirección rota del jeep de los australianos para otro con una pareja belga que trabaja en Naciones Unidas. Establecemos una agradable tertulia donde nace el germen de un futuro viaje a recomendación de la simpática chica belga. Nos comenta que vienen de Katmandú y no les ha gustado nada ya que la visitaron hace 25 años y la ciudad ha crecido demasiado y a perdido autenticidad. Lo dudamos, nosotros no conocimos esa otra Katmandú, pero de todas las ciudades que hemos visitado en el mundo no podemos nombrar ninguna en la que no hayamos encontrado algún encanto.



La ciudad monástica de Sakya contiene uno de los conjuntos históricos mas importantes de la región de Tsang, practicamente todos sus habitantes son tibetanos. Llama la atención el color de las fachadas de sus casas, pintadas de gris con franjas verticales rojas y blancas que simbolizan el Rigsum Gonpo, la trinidad de bodhisattvas. Posee dos importantes monasterios, el del norte y el del sur, situados a ambas orillas del rio Trum. Cuando llegamos el guia quiere que veamos el monasterio del sur, el que visitan los turistas que pasan con prisas en dirección a Lhasa. es casi medio día y la experiencia nos dice que las capillas estarán cerradas porque los monjes estarán comiendo así que a pesar del disgusto del guia decidimos acomodarnos en el hostal y quedar con el guia unas horas mas tarde. Estas horas las aprovechamos para visitar por nuestra cuenta el monasterio del norte, completamente en ruinas, aunque parece que se está comenzando a restaurar.





En el monasterio del norte solo hay dos capillas. Una la enseña un niño, la otra un anciano y agradable lama que me recuerda al maestro Yoda (qué no habrán visto sus ojos?). No me deja fotografiarlo, pero si fotografiar su capilla e insiste en verter agua sobre mis manos que yo bebo con un gesto de humildad, imitando lo que hacen el resto de peregrinos que recorren el kora de esta montaña. Saludamos con un "tashi delek" a todos los peregrinos que nos cruzamos y nos miran con curiosidad, al escucharnos sonríen y con las manos juntas a la altura de los labios nos devuelven el saludo. La gente es maravillosa. Nos resulta curioso encontrar a grupos de niños mugrientos que al paso de los peregrinos recitan plegarias, estos se detienen a darles alguna limosna.














Regresamos a la ciudad bajo un sol de justicia y cuando llegamos a la puerta del monasterio del sur nuestro guia ya nos espera con su cara de astío. Le fastidia tanto que nos movamos sin él que no lo puede disimular. Nosotros solo lo necesitamos para entrar a algunos sitios, y nunca mejor dicho, porque nada mas entrar a la primera capilla del monasterio del sur un par de jóvenes vestidos de paisano se nos acercan y piden permisos y visados. Dejamos al guia haciendo el trabajo real para el que lo hemos contratado y nosotros continuamos la visita.

















































Nuestro hotel, enorme pero practicamente vacío tiene un comedor poco igiénico en el que intentamos no cenar. Vamos al restaurante del monasterio, pero (tambien vacío) parece haberse convertido en una residencia particular. El matrimonio nos invita a pasar de todas formas y pedimos una cerveza que van a buscar a algún lugar del exterior. No nos queda mas remedio que cenar en el restaurante del hotel. Antes paseamos por los alrededores, nos alejamos de la ciudad y vemos a humildes campesinos entregados a sus labores. Los campesinos son iguales en todos los lugares del mundo: pasamos junto a un grupo sentado en el suelo formando un circulo que han parado para comer algo y nos invitan a acercarnos, nosotros declinamos la invitación amablemente ellos quedan riendo alegremente. Me recuerda tanto al campo andaluz.

20-05-2009
Emprendemos pronto el camino hasta el monasterio de Rongphu, a los pies del Everest en cuya hospedería pasaremos la noche. Hacemos una parada en Shegar para pagar la entrada al Parque Nacional del Qomolangma (un robo: pagamos por nosotros dos, por el guia, por el chofer y el coche). En cualquier caso hemos ahorrado mucho en los hostales, pues contradictoriamente nos han salido mas baratos de lo que comentaba la guia, probablemente por la caida del turismo.



La entrada al parque está indicada en la cima de un paso de montaña desde el que ya se pueden intuir las cumbres mas altas del Himalaya. A partir de ahora en estos pasos de montaña encontraremos humildes puestos en los que se vende artesanía tibetana y sobre todo fósiles de trilobites conservados en pizarra o caliza, procedentes del periódo Cámbrico, la época en la que surge la vida en la tierra y los Himalayas aun no habían comenzado a elevarse, e incluso muchas zonas estaban cubiertas por el óceano primigenio. Compramos uno pequeño de recuerdo (no mas peso en las mochilas) ya que resultan muy curiosos: piedras redondeadas partidas por la mitad y al separar los dos fragmentos en uno de ellos está el fósil.



Es en el segundo paso de montaña que atravesamos donde nos paramos y compramos el fósil mientra nuestro chofer come algo en la tienda de un nómada. Ahora, fascinados,al borde de sufrir un sindrome de stendhal, ante nosotros queda perfectamente visible la parte de la cordillera Himalaya en la que podemos distinguir cinco de los catorde ochomiles (picos que superan los 8.000 metros sobre el nivel del mar) del mundo: el Makalu, el Lhotse, el Qomolangma(Everest), el Cho Oyu y el Xixiabangma.




En el camino son frecuentes las ruinas, bien fruto de la "revolución cultural" china que saqueó y quemó gran parte de los monasterios tibetanos, bien restos de la invasión nepalí de esta región en el siglo XVIII.


Paramos a comer algo en Tingri antes de continuar hacia el monasterio de Rongphu, donde llegamos a primera hora de la tarde. Guia y chofer en su afan de dejarnos lo antes posible en la frontera prentenden que veamos el monasterio y vallamos al campo base del Everest ahora y luego continuemos el viaje. No estamos de acuerdo, pensamos hacer una noche aquí, a los pies del Everest, tal y como habíamos planificado. Nos dicen que si lo hacemos así luego la carretera hasta Zhangmu está muy deteriorada y nos costará estar el día 22 en la frontera. Insisito en que no alteraremos los planes, hoy dormimos aqui y mañana viajaremos todo el día para amanecer el 22 en Zhangmu. Ellos tambien insisiten en que desde aqui a la frontera hay demasiados kilómetros. Me hacen perder la paciencia definitivamente con sus "peros" y continuos regateos diarios, estamos agotados, les decimos que hemos contratado un chofer para que conduzca y si tiene que conducir todo el día ese es su trabajo y que si en 22 no estamos cruzando la frontera hablaré directamente con mi enbajada en china y con la policia (desde que utilicé este recurso en Egipto siempre me funciona, acompañado, claro está, de muchos aspavientos y de cara de culo), estamos cansados de tener que guerrear cada día para que se cumpla la ruta que diseñamos y en la que el maldito Lee Jack nos insisitía con su "no poblem".


Ya en Rongphu y despues de la discusión nos ofrecen alojarnos en unas tiendas de nómadas mas cercanas al campamento base, con el enfado que tenemos nos negamos aunque a la mañana siguiente al ver las tiendas nos arrepentimos de tomar esa decisión a priori. Asi pues nos alojamos en la hospedería del monasterio regentado por monjas. Es una habitación sencilla, con dos camas y una inmensa cristalera desde la que contemplamos el Eveerest. Esta cristalera será nuestra mayor enemiga durante la noche, cuando las temperaturas desciendan. Para conservar el calor juntamos las camas y les echamos encima todas las mantas que hay. Despues de acomodarnos visitamos el monasterio (sin guia). Hace un frio terrible y estamos a 5.200 metros de altura. El monasterio es pequeño y mal conservado, en el patio un grupo de hombres dan de comer a un rebaño de Yaks. Sería curioso comentar aqui que los tibetanos solo llaman Yak al macho de esta especie, así que, afortunadamente, cuando comemos queso no es de Yak, sino de Dri.





Cerca de la hospederia hay una pequeña sala que hace como de restaurante para inquilinos y viajeros. Es un lugar cómodo. En el centro de la estancia hay una estufa que a la vez sirve para calentar la habitación y cocinar. Cenamos aquí. Un señor tibetano se nos acerca para preguntarnos si es nuestra primera vez. El lleva toda la vida organizando expediciones al Everest. Cuando le decimos que vamos hacia Nepal nos asegura que nos pillará el monzón.


El valle rodeado de montañas en el que estamos no tarda en quedarse en penumbra. Los montes son tan altos que no dejan llegar la luz del sol. Bajan las temperaturas muchísimo y el viento gélido sopla con fuerza. Al fondo el Everest aun no ha sido cubierto por la oscuridad. Desde nuestra cama observamos la puesta de sol sobre el pico mas alto de la tierra, aquel que fue conquistado por primera vez en 1953 por Edmund Hillary y el Sherpa Tenzing Norgay. Como dice un anuncio: esto no tiene precio.


21-05-2009

Ha sido la peor de mis noches. A penas he pegado ojo. Por la noche los efectos del mal de altura son mas evidentes y tenía la sensación constante de que me faltaba el aire. El amanecer me ha cogido despierto y ver amanecer a los pies de este gigante tendidos en una cama bajo una montaña de mantas ha sido una experiencia casi mística. Contemplar como esta inmensa pared surge de la oscuridad y la bruma es de las cosas mas bellas que han visto nuestros ojos.

Tras desayunar tenemos que empujar nuestro jeep para que arranque, probablemente se ha enfriado el motor demasiado, guia y chofer han estado trasteandole las tripas y echandole agua caliente al motor un buen rato. Luego todos los que desayunabamos hemos hecho un poco de ejercicio matutino empujando al coche que se negaba a arrancar. El Jeep solo nos acerca hasta el lugar en el que están las cabañas nómadas donde no quisimos venir a dormir. Realmente habría sido toda una experiencia. Entre estas cabañas se encuentra la oficina de correos mas alta del mundo (que es otra cabaña). Aqui se coge un autobús viejo que nos lleva hasta el campo base del Everest. Nuestro guia quiere que le pagemos el billete para venir con nosotros, le decimos que no hace falta pero se las ingenia para viajar gratis. Cómo nos temíamos su único interes es apremiarnos para partir cuanto antes hacia Zhangmu, pero, como probablemente él se temía nosotros no hacemos nada con prisas. Para colmo la cima del Everest está ahora cubierta por un banco de nubes. Trepamos a una montaña de piedras y nos sentamos a contemplar la magnificencia de este monstruo, la belleza del paisaje y a esperar que las nubes pasen. A nuestro lado comienzan a tomar posiciones un grupo de japoneses plantando sus trípodes. El frio es intenso pero al haber salido el sol no es tan insoportable como a noche. Al cabo de una media hora la cima del Everest resurge entre las nubes.

En la amplia explanada que hay entre la colina en la que nos encontramos y el Everest se encuentran acampadas las expediciones que esperan un clima propicio para asaltar la cumbre de Qomolangma.




















Pasamos todo el dia en la carretera. Hacemos las paradas justas y necesarias o las que pedimos para observar el paisaje. En la fotografía de abajo el último puerto de montaña, a partir de aqui comenzamos el descenso hacia Zhangmu. Realmente encontraremos diferentes dificultades en este último tramo de nuestro viaje hacía la frontera.
Nos encontramos la carretera cortada, estan asegurando el firme y nos dicen que solo la abriran al trafico a partir de las seis de la tarde. A petición de guia y chofer finjimos que estoy enfermo y la policía nos deja pasar.
Descendemos por escarpadas montañas en las que son frecuentes los desprendimientos que llenan de rocas la carretera. En una piedra como la de abajo solo se tropieza una vez.
Comienza a cambiar el paisaje. Descendemos por una garganta que se va cubriendo de vejetación, aparecen los primeros árboles, sube la temperatura y viajamos atraves de nubes bajas y carreteras brumosas.
Paramos junto a un riachuelo que se descuelga de una montaña y pasa bajo la carretera. Con botellas de agua chofer y guia enfrian los ejes del jeep y el motor que despiden nubes de vapor.
Comienza a atardecer. La carretera esta húmeda y excabada en la roca viva. El firme esta en muy mal estado y las curvas son muy cerradas así que descendemos lentamente hasta encontrar otro corte de la carretera a pocos kilómetros de Zhangmu. Una caravana de Jeeps, coches y camiones esperan para poder continuar hasta la frontera. Se estan realizando obras para evitar el desprendimiento de lo que ya no puede ser llamado carretera si no camino. Nos lo tomamos con calma, pues ya no hay vuelta a tras (hemos quedado atrapados por la caravana de camiones y aqui no hay posibilidad de maniobrar), tardemos lo que tardemos en salir de este atasco hoy dormiremos en Zhangmu.


Llegamos a Zhangmu, una ciudad contruida en la ladera de una montaña rodeada de una vegetación exuverante. Imagino que Darjeeling (en India y muy cerca de aqui) ha de ser similar. Ciudad de frontera esta concurrida de gentes y veículos que van y vienen de Tíbet a Nepal y de Nepal a Tíbet. Haremos noche aquí y por la mañana, descenderemos los ocho qulimetros que hay hasta la frontera. Sueño con un hotel limpio y cómodo, llevamos dos dias sin ducharnos. Los hoteles que encontramos huelen a humedad al estar pegados a la roca por la que chorrea constantemente agua. Ademas al ser hoteles de carretera son destartalados y utilizados por prostitutas y camioneros y en uno de esos nos alojamos. Las sábanas de la cama parecen limpias pero todo huele a pies, el baño es comunitario y obtamos por no ducharnos...sufro un ataque de asco fruto del cansancio. (básicamente consiste en que cuando Mael me pregunta por mi mala cara le grito que me da asco todo: el baño, la cama, la habitación, la moqueta, las sábanas, el hotel entero y ¡hasta el chino que regenta el establecimiento!).

Cuando regresamos de cenar, guia y chofer llaman a nuestra puerta. Mael y yo estabamos hablando de la propina que les daríamos mañana al despedirnos pues a pesar de los desencuentros eran buena gente y el único culpable era su jefe Lee Jack que había cogido el dinero y no les había dejado nada claro sobre la ruta que nosotros queríamos. para nuestra sorpresa vienen con otros dos señores. Nos dicen que el jeep se ha roto y van a regresar esa misma noche a Lhasa ( si el jeep esta roto, ¿cómo?). Ya habíamos tenido un problema en Lhasa con Lee Jack porque quería acortarnos en viaje un día ya que decía que necesitaba al guia y al chofer para otro grupo. Nos dan una excusa burda pero realmente sabemos que cumplen ordenes de Lee. Los dos señores que nos presentan nos acompañaran a la frontera y nos ayudaran a pasar el control de aduanas chino, le dan a ellos los permisos. Mael y yo flipamos y con una mirada decidimos no darles ni un céntimo de propina: nos estan dejando tirados a ocho kilometros de la frontera con dos completos desconocidos.
22-05-2009
Vamos al banco ha cambiar el dinero chino que nos queda. Los bancos chinos no cambian en rupias nepalís que se cambian dentro del banco a unas señoras chinas que llevan grandes bolsos llenos de Rúpias, Yoanes y dólares. Cambiamos lo mínimo por que sabemos que nos van a timar, de hecho cambistas y trabajadores del banco estan compinchados de forma que no nos aclaran a cuanto está el cambio de Yoanes o euros a Rúpias.
Luego vamos al encuentro de nuestros desconocidos nuevos guia y chofer para cruzar la frontera y abandonar Tíbet, el Pais de las Nieves Perpetuas.

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