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viernes, 3 de abril de 2009

VIAJE A MUNICH (08 al 13 de Marzo de 2007) Diario: Parte 4


11-03-07
Hoy madrugamos un poquito menos. Nos vamos al centro de Munich y nos tomamos un cafelito en Marienplatz mientras esperamos que el Neues Rathaus den las once para ver bailar a las figuritas del reloj con carrillón.
Luego vamos a visitar la Residenz, la antigua residencia de los reyes bávaros que en gran parte fue destruida durante la segunda guerra mundial. en cualquier caso, los reyes de Baviera de la casa Wittelsbach (a la que pertenece Ludvig II) la utilizaron como sede oficial hasta que en 1918 se declaró la república y tubieron que huir. tambien hemos visitado el tesoro real, aunque, sin desmerecerlo, despues de haber visto los castillos de Ludvig parece algo de lo mas mundano, a pesar de que hay salas y joyas realmente bellas. una parte importante de la Residenz tubo que ser restaurada tras la guerra y no conserva mucho moviliario original.
Al salir de la Residenz nos topamos con una fiesta Bávaro-celta y nos unimos. Tomamos una cervecita y nos comemos una salchicha antes de ir al Englischer Garten. Paseamos por este parque en busca de la Chinesischer Turm (la págoda china) una Bieregärten al aire libre donde nos sentamos con unas ricas jarras de cerveza y nos confundimos entre los lugareños en las mesas largas al solecito. Parece mentira que justo ayer, nos nevó. El día de hoy es de lo mas primaveral así que lo disfrutamos. Los Bávaros tienen un caracter de lo mas mediterraneo y les encanta hacer vida en la calle...siempre que el clima lo permita, claro, pero la gente es muy sociable me encanta eso de compartir mesas largas con desconocidos. Tambien son típicas unas rosquillas de pan muy doradas que venden cerca de la págoda y que tienen algunos granos de sal gorda sobre su corteza dorada (estas rosquillas, cosas curiosas, tambien las venden por las calles de Estambul).
Un poco "contentillos", salimos del parque y vamos al Olympiapark (sede de los juegos olímpicos de 1972) y desde allí, regresamos al centro de Munich. Paseamos un poco mas y terminamos cenando otra vez en Augustiner-Keller, que Ismael se quiere sacar la espinita. Esta vez acierta con su elección, y los dos nos pedimos el mismo plato típico que yo había pedido ayer, aunque no nos sienta muy bien está riquíííísimo!

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