SI NO SABES AMAR, TU VIDA PASARÁ COMO UN DESTELLO

jueves, 2 de abril de 2009

VIAJE A MUNICH (08 al 13 de Marzo de 2007) Diario: Parte 1
























08-03-07

Sufrimos un retraso en la salida del avión desde el aeropuerto del Prat (Barcelona). Termina saliendo dos horas mas tarde. En Munich, a nuestra llegada, nos espera Erick, un trabajador de la ONG para la que trabajo que amablemente nos traslada desde el aeropuerto hasta nuestro alojamiento, situado en un piso sobre la oficina internacional de la ONG.


Tras instalarnos, estamos ansiosos por dar una vuelta por el centro de la ciudad. Ismael se reencuentra con la capital en la que pasó seis meses y a la que regresa por tercera vez. Ahora me hará de anfitrión. la verdad es que nuestro alojamiento no está muy centrico, pero a caballo regalado...paseamos, ya ha oscurecido, pero las luces de arte iluminan tenuemente, con luces apergaminadas, los edificios emblemáticos. primera toma de contacto con la ciudad. me gusta. antes de regresar a nuestro pisito cenamos algo en una Bieregärten (una especie de taberna, muy típica, en las que las camareras y camareros visten traje típico Bávaro, la gente se sienta en largas mesas junto a desconocidos o amigos y se toma cerveza- sí las típicas jarras que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en la Octobert Fest, en Bávaros o en Alemania- y también se cena comida típica). Con el estómago lleno y una jarra de cerveza en la mano, planeamos nuestro itinerario para los próximos días. Me acuesto encantado con las Bieregärten (jardines de cerveza) e ilusionado, por que, al fin, a la mañana siguiente, conoceré al fin los mundos imaginarios y privados del Rey Ludvig II.

09-03-07


Madrugamos. desayunamos en el piso pues nuestros anfitriones se han encargado de que no nos falte de nada. Cogemos un tren hacia Prien para visitar el castillo que Ludvig construyó en una de las islas del lago Chiemsee. el trayecto en tren dura en torno a una hora, luego una vez en Prien, hay que caminar unos diez minutos hasta el puerto del lago, donde, un barco que sale cada hora, nos transportará hasta la isla del Castillo Herrenchiemsee. Este castillo (nosotros lo llamaríamos palacio, nuestra idea de castillo siempre es algo mas medieval) está inspirado en el amor de Ludvig a la época de Luis XIV, de hecho es una copia del Palacio de Versalles. la pena es que las estatuas de los jardines que rodean al castillo están protegidas durante los meses fríos y no podemos verlas todas, tampoco algunas de las fuentes, y por desgracia no será este el único palacio que visitaremos en el que ocurre esto. solo en verano todo luce al 100 por 100 de su esplendor...una escusa para regresar!


Primero visitamos el museo dedicado a Luis II (Ludvig) en el que se pueden ver desde retratos y pinturas del rey hasta fotografías, esculturas, maquetas sobre sus proyectos constructores y algunos objetos personales del monarca.


Inmediatamente después hacemos la visita al interior del palacio con una guía. como ya he comentado, Ludvig envidiaba la época de los reyes absolutistas y en especial la de Luis XIV rey con el que se sentía emparentado, por eso en esta isla intento hacer su pequeña copia de Versalles, de hecho hay salas practicamente idénticas como el Salón de los espejos. No obstante, y a pesar de la opulencia de las salas que pueden visitarse, este castillo no llegó a terminarse debido a la repentina muerte del rey, tras la cual todos sus proyectos fueron paralizados inmediatamente. En este palacio de barrocas estancias y en el que hay cosas tan asombrosas como una mesa que los cocineros y criados preparaban y subían al piso superior gracias a una especie de artilugio tipo grúa a fin de que el monarca pudiera cenar sin ver a nadie, la idea del rey había partido de un cuento infantil en el que por arte de magia un personage le decía a la mesa "ponte sola" y esta aparecía elegantemente vestida y llena de manjares. En este palacio Ludvig solo vivió nueve días.


Tras pasear por los jardines de la isla volvemos al embarcadero dirección a Prin. Mientras esperamos el tren de regreso a Munich nos percatamos, mirando el mapa, de lo cerca que estamos de Salzburgo (la ciudad de Mozart) en Austria, y decidimos, como quien no quiere la cosa, ir y pasar la tarde allí. Por desgracia la casa de Mozart y casi todo cierra pronto y no podremos visitar nada pero el paseo por el casco antiguo ya vale la pena. Cuando regresamos a Munich estamos muertos.

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