26-05-2009
La tarde anterior estuvimos realizando las últimas compras en un agotador ejercicio de regateo que al final resultó satisfactorio. Para nosotros compramos un gran y hermoso Tanka de la diosa Tara. Luego nos fuimos a cenar a un restaurante típico newar en el que primero había una muestra de folklore local y posteriormente se degustaban platos típicos de la cocina newar.
Antes de acostarnos, en el patio del palacete en el que estábamos alojados, Mael me hizo consciente de lo mucho que aun nos quedaba por ver en Katmandú y que por tiempo nos sería imposible. Priorizamos tres lugares de los cuales en principio tendríamos que descartar alguno pues estaban alejados unos de otros. Luego con optimismo nos acostamos con la intención de visitarlos los tres si madrugábamos y posponíamos la comida hasta media tarde.
Pashupatinath , se trata del principal templo hindú del país, en el templo los no Hindúes no tienen permitido el paso, no obstante alrededor del templo hay todo un complejo de templos más pequeños y de complejos dedicados a la muerte. Pashupatinath se alza en las márgenes del sagrado río Bagmati, en la periferia oriental de Katmandú. Es uno de los más importantes templos dedicados al dios Shiva y atrae a fieles y sadhus (hombres sagrados hindúes) de todo el país. Al sur de los puentes a mano derecha se encuentran cuatro ghats dedicados a las cremaciones reales, a la izquierda Seis ghats crematorios cuadrados son para la gente corriente. Es un lugar de gran fascinación, pues no dejan de arder las piras funerarias mientras los familiares masculinos de la persona incinerada al lado, cortan su pelo al cero en señal de duelo. Más allá un caber envuelto en un sudario espera su turno. Cuando la pira se consume los restos son echados al Bagmatí donde un grupo de niños y jóvenes se abalanzan sobre ellos como aves de rapiña y rebuscan entre las cenizas con la esperanza de encontrar algo de valor. La fuerza del fuego devorando un cuerpo humano resulta hipnótica…a pesar de no tener la fuerza visual de los grandes crematorios de Benarés no por ello impresiona menos…el cuerpo tan solo es un envoltorio de un alma que continuamente transmigra y se reencarna en función de la vida que se haya llevado con ese cuerpo al que devoran las llamas.
Frente al templo, al otro lado del rio hay gran cantidad de stupas o chaityas de piedra en el interior de cada una de ellas hay un lingam, símbolo fálico de los poderes creadores de Shiva que se adora untándolo con leche, flores, grano o polvo de tikka. También frente al rio se levantan en una serie de terrazas los refugios cueva habitados por ermitaños y sadhus o babus de imágenes impresionantes, algunos, en honor al dios, están cubiertos de cenizas y cuando los intuyes en el oscuro interior de los refugios pueden sobrecoger pues parecen espectros.
En el lado oriental de Katmandú se encuentra Bodhnath, lugar donde se levanta una de las stupas más grandes del mundo. En torno a ella se articula el centro religioso de los exiliados y refugiados tibetanos que huyeron de Tíbet tras la revuelta de 1959. Este lugar siempre estuvo vinculado al budismo tibetano y a Lhasa por encontrarse en el camino de las rutas comerciales. Se cree que fue la primera stupa y que se construyó en el año 600 d.C después de que las dos esposas del gran y poderoso rey tibetano Songtsen Gampo convirtieran al monarca al budismo. Ellas eran la princesa nepalesa Bhrikuti y Wencheng Konjo, de china. Erigidas en un principio para albergar reliquias sagradas de buda, las stupas han evolucionado hasta simbolizar y representar la concepción del mundo budista en una serie de complejos simbolismos.
Swayambhunath (Templo de los monos) es un gran templo budista ubicado en lo alto de una colina al oeste de Katmandú. Se cuenta que el valle, antaño, fue un lago y la colina donde reposa el templo brotó como lo hace un loto de las aguas fangosas del lago. Una inscripción dice que el rey Manadeva ordenó construirlo en 460 d. c. Los monos pasean a sus anchas descolgándose por cables y barandillas…una escalera imposible asciende hacia el lugar de la cima donde se encuentra el templo y una gran stupa. Desde lo alto de la colina se tiene una visión espectacular de la ciudad y del valle. Del pequeño templo budista Mael y yo estamos de acuerdo en destacar que lo que más vale la pena es su joven y musculado monje.
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