En 1996 asistí en Sevilla al concierto de la gira mundial “Avalancha tour´96” que los Héroes del silencio dieron para promocionar su ultimo disco…realmente sería el último. Poco después, en la cima de la madurez musical y el éxito, se anunciaba la disolución de la banda. Nunca fui un gran fanático de Héroes pero reconozco que algunos de sus temas, con sus letras crípticas, formaron parte de mi adolescencia y me embrujaron como a tantos otros.
Cuando muchos pensaban que tan solo se trataba de una estrategia de marketing Enrique Bunbury sacó su primer disco en solitario:“Radical Sonora”, un delirio de música electrónica y ritmos asiáticos, con el que por supuesto me mostré implacablemente crítico mas por sentirme herido con el componente díscolo de Héroes que con la realidad…al final sucumbí a los encantos del Radical Sonora, terminé comprándolo y lo disfruté como un enano.
Muchos pensábamos que la travesura en solitario de Enrique había llegado a su fin, pero en 1999 Bunbury publicó “Pequeño”.
A partir de ese momento ya nunca más quise que regresaran los Héroes del silencio. Enrique había sufrido una metamorfosis, era un artista nuevo, las letras fascinantes, los ritmos de taberna de marinero o de circo de variedades, resultó el disco que mas había valorado en los últimos años, tenía mono de este nuevo artista y el fue aplacando el mono con cada single y posteriormente con el directo titulado como su gira: Pequeño cabaret ambulante, gira a la que asistí en los dos conciertos que dio en Barcelona, uno en la sala Celeste y otro en el Pueblo Español.
Había en las canciones algo nuevo con sabor a decadencia. En el directo fascinaba la puesta en escena con aquella especie de circo de varietés de terciopelos rojos y morados, de luces tenues y cálidas y de un sonido y unas letras melancólicas que contaban secretos y hablaban directamente al alma. Durante dos años fue la banda sonora de mi vida, incluso hoy en día cuando escucho “El viento a favor” me remonto a aquella época oscura de mi vida en que esta canción era el revulsivo para continuar caminado. Aquel año de 1999 en que tanto disfrute de su Cabaret Ambulante todo cuanto llegaba de su boca y sus manos a mis oídos era maravilloso por que todo era nuevo: ritmos de barra de bar; de viaje en carretera sin rumbo; de Ruta 66;
de circo ambulante y teatro de variedades;
de asceta perdido en un desierto no solo terrenal; de escenarios de terciopelo y aterciopelas canciones sacados de una película de David Lynch ;
de sueños Mexicanos y porteños; de la tristeza del bolero y los corridos Mexicanos;
de la nostalgia en la voz de un cantante solitario llorando penas y repasando vivencias en el solitario escenario de un motel de carretera lleno de putas tristes y borrachos que sueñan un tiempo pasado en el que rozaron la felicidad;
de tierras de frontera; de carretera secundaria que cruza el desierto de California hasta Rosario o Tijuana;
de demasiado tequila añejo;
de llanto de marinero canalla atado a una botella de ron sobre la barra de un bar que cuenta sus penas a una mesonera con tetas marchitas y exceso de rimel; del circo extravagante y ambulante de vida nómada que alegra los días del pueblo al que llega y cuyos hombres extraños, incomprendidos, rarezas del genero humano, distintos, apartados del mundo por voluntad o sin ella tienen en el fondo de la mirada ese poso de tristeza melancólica que habita en los hombres que no tienen patria ni brazos amados donde refugiarse tras la batalla.
Todo esto lo encontré en aquel “Pequeño” y en sus siguientes trabajos: Flamingo´s (2002),
Viaje a ninguna parte (2004),
El tiempo de las cerezas (2006)
y su actual Hellville de Luxe.
Para esta noche, la del 27 de junio de 2009, mi hermana Gema le había regalado a su novio unas entradas para ver el concierto de Bunbury en el Liceo. En principio no mostré más interés pero según se acercaba la fecha desee volverle a ver en directo…el lugar era tan especial que no lo podía dejar pasar.
Para esta noche, la del 27 de junio de 2009, mi hermana Gema le había regalado a su novio unas entradas para ver el concierto de Bunbury en el Liceo. En principio no mostré más interés pero según se acercaba la fecha desee volverle a ver en directo…el lugar era tan especial que no lo podía dejar pasar.
El show resulto simplemente soberbio, como un vino viejo. Enrique llenó el liceo y no solo de publico, lo llenó con su voz, con su persona sobre el escenario, con sus movimientos excéntricos y sus gestos suaves como los de un gato a veces y a veces imposibles por histriónicos, con la cercanía al publico, con la voz ahora aterciopelada ahora rota.
Si alguna frase de las que dijo esta noche hubiera de pasar a la historia seria la de que iba a tocar un poco de rock para “dignificar el Liceo” al que reclamaba como lugar bonito para dedicar durante temporadas al rock, ya que nadie construía edificios o lugares para esto y al final terminaba tocando en paredones, polideportivos o plazas de toros.
Si alguna frase de las que dijo esta noche hubiera de pasar a la historia seria la de que iba a tocar un poco de rock para “dignificar el Liceo” al que reclamaba como lugar bonito para dedicar durante temporadas al rock, ya que nadie construía edificios o lugares para esto y al final terminaba tocando en paredones, polideportivos o plazas de toros.
Cuanta razón tiene en que el liceo, ese que se llenan la boca diciendo que es de todos, tendría que ser más digno, sobre todo por sus precios abusivos y sus butacas y palcos prácticamente hereditarios. A principios de este año pensé que ya era momento de ir al liceo (siempre dije que no lo visitaría como turista y solo entraría para ver en él mi primera ópera en directo), 32 años eran suficientes. Así que quise perder la virginidad y una vez mas, intentar comprar una entrada…no faltan ganas, lo que hecha para atrás son los precios de las que quedan cuando la alta sociedad catalana a reafirmado sus abonos de temporada. Este era el momento (ojo que se compran de tres a seis meses antes si no te quieres quedar sin una buena butaca), pues representarían la ópera de Wagner, Tannhäuser. Total que dos entradas para ver esta ópera de Wagner (que al final resultó ser una representación minimalista, sin escenarios, y con ropa actual, afrenta para el propio Wagner que era de todo menos minimalista o sencillo, en fin, que las voces eran un portento pero en montaje un fiasco) nos costaron casi 200 euros…y esto, si señor, es indigno. Así pues podemos concluir que el Liceo es de todo el que se lo pueda pagar…como indigno es dar un concierto aquí y cobrar un precio abusivo, hay gente que ha criticado al propio Bunbury por este concierto cuyas entradas oscilaban entre los 30 y los 80 euros aprox, pero si los pagamos sin protesta por grupos extranjeros y si el concierto es de calidad me parece asequible. Por el contrario, una indigna barbaridad me parece lo que en 2001 hizo Björk, que cobró de 6.000 pesetas a 22.000 por entrada (de 60 a 140 euros, aprox) en el concierto que dio en el Liceo y que prometía ser espectacular, aunque a pesar de lo alternativa que se decía parecía dirigido solo a la élite. Jamás volví a comprar uno de sus discos.
Después de la divagación, concluir que esa noche Bunbury no defraudó e hizo un recorrido por los temas mas emblemáticos de su discografía en solitario así como de su nuevo disco, en show comenzó con un mini homenaje a Farra Fawsett que murió el 25 de junio, la famosa foto suya con el bikini rojo y una sonrisa fascinante se mostró en las dos grandes pantallas mientras de fondo sonaba la banda sonora de los Ángeles de Charlie.
Por lo visto en el concierto del viernes hizo algo similar pero con Michael Jackson, muerto el mismo día que Farra.
Cada dos por tres el Liceo parecía estar a punto de arder por segunda vez o de derrumbarse por los aplausos y las exigencias para que volviera a salir, cosa que hizo hasta en tres ocasiones. Gracias a Bunbury por la noche en el Liceo, a mi hermana Gema por animarme a ir y a Mael por regalarme la entrada ¿por qué es un regalo, no?
Esta entrada se la dedico a mi hermana Belinda, a la que independientemente de que lo merezca mas o menos no puedo dejar de querer, y que, vía móvil, asistió a algunos fragmentos de concierto.
Esta entrada se la dedico a mi hermana Belinda, a la que independientemente de que lo merezca mas o menos no puedo dejar de querer, y que, vía móvil, asistió a algunos fragmentos de concierto.
Pd: mas adelante pondré alguna foto del concierto. La mayoría de las que aparecen aquí son extraidas de la web oficial www.enriquebunbury.com, para visualizar un video pirata de este concierto: http://www.youtube.com/watch?v=Whvj4OnagXo