1997
CAZALLA DE LA SIERRA
EDUARDO GALEANO
Bajo la lluvia, en medio del campo, en una casa que antes debió ser molino, las risas y la música, a partir de unas horas de la noche, se nos han prohibido. Inhibidos, deambulamos por la gran sala con vasos en las manos, conociéndonos, trenzando nuestras líneas que hace unas semanas se han cruzado. Sueño, hace que algunos no soporten la muerte de la risa, y se entreguen en sus brazos. Duermen sus cuerpos cerca de nosotros mientras viajan lejos las almas. Jose Pepe, guarda un tesoro de cubiertas rojizas y quiere compartirlo con nosotros. Hacemos un circulo, lee “Isadora” y en nuestra mente baila Laura. Ese libro es la tercera parte de Memoria del Fuego (El siglo del viento) de Eduardo Galeano. Memoria de América narrada por un juglar que atrapa en su pluma los vientos, los colores, los sentidos y las libertades y los hace palabras.Va pasando por nuestras manos, como libro sagrado de comunión y ceremonia para que, al azar, lo abramos y, en voz alta, desvelemos los secretos que esconde en sus páginas. Jose Pepe, el hombre niño que navega Sevilla sobre dos ruedas, que hace hermanos a lo irreconciliable, nos confía un mar de AMARES para enseñarnos a amar a mares. Me pierdo en este nuevo universo latinoamericano que despliega ante mis ojos y sueño a través de sus sueños y su sentir.
En grupitos de a tres nos ha llevado por la ciudad buscando cachitos de su Extremadura, en grupos de a cuatro hemos esperado, a orillas del rio, al amanecer. En cada cosa da la vida. Una de las pocas personas que he conocido que concilia sus actos, creencias y pensamientos. Vive como siente. Fe ciega en la bondad del Hombre. En la tempestad siembra, sobre la tierra de su mano, florecillas de paz. Yo hablo mucho y a veces no me dejo escuchar sus palabras. Cuando él habla, pone el alma, el viento se detiene y el río calla. Por libro de bitácora una pequeña libreta, amiga inseparable, para atrapar los bellos, frágiles y volátiles pensamientos que duran segundos en la memoria.
Jose Pepe quiere ser pájaro, pero a su edad de sobra sabe que no le van a salir plumas...a pesar de que si quisiera podría volar, como vuela libre su corazón imitando papalotes escapados. En sus labios, prendidas, siempre hay frases que son ley de vida o letras de cantautores lejanos:
“ Por que no engraso los ejes, me llaman, abandonao,
por que no engraso los ejes, me llaman, abandonao...
si a mi me gusta que suenen, pa que los voy a engrasar...”
Para él, de su amigo perpetuo, Carmelo.
(Publicado revista local de F.Carreteros "7 de Marzo")
CAZALLA DE LA SIERRA
EDUARDO GALEANO
Bajo la lluvia, en medio del campo, en una casa que antes debió ser molino, las risas y la música, a partir de unas horas de la noche, se nos han prohibido. Inhibidos, deambulamos por la gran sala con vasos en las manos, conociéndonos, trenzando nuestras líneas que hace unas semanas se han cruzado. Sueño, hace que algunos no soporten la muerte de la risa, y se entreguen en sus brazos. Duermen sus cuerpos cerca de nosotros mientras viajan lejos las almas. Jose Pepe, guarda un tesoro de cubiertas rojizas y quiere compartirlo con nosotros. Hacemos un circulo, lee “Isadora” y en nuestra mente baila Laura. Ese libro es la tercera parte de Memoria del Fuego (El siglo del viento) de Eduardo Galeano. Memoria de América narrada por un juglar que atrapa en su pluma los vientos, los colores, los sentidos y las libertades y los hace palabras.Va pasando por nuestras manos, como libro sagrado de comunión y ceremonia para que, al azar, lo abramos y, en voz alta, desvelemos los secretos que esconde en sus páginas. Jose Pepe, el hombre niño que navega Sevilla sobre dos ruedas, que hace hermanos a lo irreconciliable, nos confía un mar de AMARES para enseñarnos a amar a mares. Me pierdo en este nuevo universo latinoamericano que despliega ante mis ojos y sueño a través de sus sueños y su sentir.
En grupitos de a tres nos ha llevado por la ciudad buscando cachitos de su Extremadura, en grupos de a cuatro hemos esperado, a orillas del rio, al amanecer. En cada cosa da la vida. Una de las pocas personas que he conocido que concilia sus actos, creencias y pensamientos. Vive como siente. Fe ciega en la bondad del Hombre. En la tempestad siembra, sobre la tierra de su mano, florecillas de paz. Yo hablo mucho y a veces no me dejo escuchar sus palabras. Cuando él habla, pone el alma, el viento se detiene y el río calla. Por libro de bitácora una pequeña libreta, amiga inseparable, para atrapar los bellos, frágiles y volátiles pensamientos que duran segundos en la memoria.
Jose Pepe quiere ser pájaro, pero a su edad de sobra sabe que no le van a salir plumas...a pesar de que si quisiera podría volar, como vuela libre su corazón imitando papalotes escapados. En sus labios, prendidas, siempre hay frases que son ley de vida o letras de cantautores lejanos:
“ Por que no engraso los ejes, me llaman, abandonao,
por que no engraso los ejes, me llaman, abandonao...
si a mi me gusta que suenen, pa que los voy a engrasar...”
Para él, de su amigo perpetuo, Carmelo.
(Publicado revista local de F.Carreteros "7 de Marzo")
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