CCuando el año pasado visité por tercera vez el Museo Egipcio de “El Cairo” su entrada costaba 50 libras egipcias, lo que viene a ser algo menos de 7 euros. Visitar la muestra “Tutankamon, la tumba y sus tesoros” que está instalada en el Museo Marítimo de Barcelona (antiguas atarazanas reales) hasta el 6 de septiembre, cuesta la friolera de 16 euros. Esta es mi única queja sobre esta didáctica exposición, si bien es verdad que las exposiciones del Museo Marítimo siempre valen la pena (el año pasado la de 'Bodies' , “Atrapados en el hielo” o una anterior sobre el “Titanic”), lo que ya no es tan agradable es esa tendencia a los precios abusivos en las exposiciones. La polémica exposición de cuerpos humanos “Bodies” costaba 18 euros y esta sobre la tumba de Tutankamón 16. Con 16 euros, en el Cairo, puedes visitar todo el museo egipcio que contiene más de ciento veinte mil reliquias y obras de arte pertenecientes a todos los periodos del Antiguo Egipto, pero además también podrías permitirte visitar la sala de las momias reales, que cuesta 100 libras egipcias y donde te encontrarás cara
a cara con algunos de los faraones más poderosos de la historia de Egipto (no así con Tutankamon, que está en su tumba del Valle de los Reyes, en Luxor), en fin que el acceso a estos tesoros originales te vendría a costar (museo mas momias) unos 19 euros, tres euros más de lo que nos cobran en el Museo Marítimo (atarazanas Reales) por ver la exposición sobre la tumba de Tutankamon. Exposición que, si bien es cierto que vale la pena visitarla por lo didáctica y cercana que resulta, hay que recordar que todo lo que expone son reproducciones, muy fieles y espectaculares eso sí. Así que mientras no podamos volver al Cairo o si no pensáis hacerlo en breve, la realidad es que esta reproducción resulta tan fiel que parece la original. Al visitarla se puede intuir la magia que se desató tras su descubrimiento en noviembre de 1922 por el egiptólogo inglés Howard Carter en el Valle de los Reyes, frente a Luxor, pues se trataba de la primera tumba prácticamente intacta de un faraón casi olvidado (Tut-Anj-Amón), los cuatro relicarios dorados que contenían el sarcófago en el que a su vez había (como si se tratase de una muñeca rusa) tres sarcófagos ricamente adornados con incrustaciones de piedras preciosas, uno dentro de otro y el ultimo, de oro macizo repleto de jeroglíficos, contenía la momia del joven faraón Tutankamon cubierto con la famosa mascara de oro que representaba, con incrustaciones de lapislázuli, marfil y otras piedras preciosas, el rostro del difunto faraón. No obstante os
aseguro que por muy fiel que sean estas copias de los tesoros, los sarcófagos y de la máscara de este faraón niño que está recorriendo medio mundo y que podemos visitar hasta septiembre en Barcelona, solo cuando estás frente a los originales ojos de pupilas vívidas de negra obsidiana de la máscara más famosa del mundo, sientes que a través de ellos, ventanas del pasado, penetras en la misteriosa memoria del tiempo, un tiempo perdido que ha superado la oscuridad de los siglos y de la propia muerte para mostrarse ante nosotros con un esplendor tan fascinante que solo puede corresponderse a esa mirada inmortal, infinita y eterna, con lagrimas. Carter tenía toda la razón cuando por primera vez pudo asomar una vela por el agujero que habían hecho en la puerta sellada de la tumba y mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad que había reinado en aquella cámara durante siglos, a su espalda Lord Carnarvon le formulaba una pregunta apremiante : ¿qué ves?.
Carter solo pudo contestar: Veo cosas maravillosas.
Carter solo pudo contestar: Veo cosas maravillosas.
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