Comienzo este diario de viaje a 11.000 kilómetros de altura, mientras sobrevolamos los Montes Urales. El avión, en completa oscuridad, pretende dormir. En algún punto entre Helsinki y este en el que ahora nos encontramos, muy posiblemente a través de la Estepa Siberiana, fuimos alcanzados por la oscuridad de la noche, aunque ahora avanzamos hacia el día y el cielo esta lleno de los azules y lilas pálidos que preceden al alba.
(fotos de Helsinki donde haciamos escala de 5 horas, en tres horas el unico encanto que le encontramos-seguro que tiene muchos mas-fue el estofado de Reno)
30-04-09, a las 8:30 de la mañana aterrizamos en el aeropuerto de Beijing. Tras pasar ciertos controles de seguridad, incluido uno que mide la temperatura corporal para detectar si tienes o no fiebre (por lo de la gripe aviar del año pasado y por la porcina este año), nos encontramos con un aeropuerto híper futurista. Es en este momento cuando comienzo a pensar que los escenarios de la obra de arte cinematográfica Blade Runner se han hecho realidad, pero será al ver el centro de la ciudad cuando lo confirme.
Del aeropuerto a nuestro hostal, ubicado en un Hutong cercano a la plaza de Tiananmen, nos trasladamos en transporte público, sin embargo no pasamos los controles de seguridad del metro al no querer deshacer las mochilas para enseñar los líquidos y nos tenemos que salir, tras enfadarnos por no haber hecho que alguien del hotel viniera a buscarnos al aeropuerto (como el resto de turistas) cogemos un taxi, que para nuestra sorpresa es una versión moderna del autoritshou Indio. Nos abren la puerta trasera, Mael y yo entramos primero y luego el conductor nos pasa las mochilas, de tal forma que al cerrar la portezuela quedamos embasados al vacío. La ciudad se ve limpia, ordenada, moderna, parece una ciudad europea, me decepciona un poco como turista, pero como ser humano me alegra. En la puerta de nuestro hostal (Alberge Juvenil Leo) el chofer querrá quedarse con el cambio, como nosotros no vemos la necesidad de propina lo reclamamos y el chofer esgrime todas sus armas: se quita la americana y nos enseña que es manco, lo cual tiene su merito para conducir este trasto en una ciudad con tanto tráfico. Exijo el cambio.
El albergue limpio, concurrido de turistas y regentado por un grupo de jóvenes trabajadores chinos simpáticos. De todas las calles por las que hemos pasado viniendo desde la estación de autobuses me parece que esta ubicado en la que tiene mas encanto. Un Hutong en un barrio antiguo con casas bajas y laberínticas callejuelas sin asfaltar entorno a las que se articulan todo tipo de negocios, principalmente de comida para llevar, poco higiénicos pero que confieren un aspecto de autenticidad. Muchos Hutong han desaparecido en detrimento de la construcción de modernos edificios y a fin de conseguir una ciudad
Nuestro primer día lo pasamos paseando y tomando contacto con la ciudad, pues estamos muy cansados tras tantas horas de vuelo como para poder disfrutar de cualquier visita. De vuelta al hostal comemos unos ricos fideos chinos en un restaurante (Mael se las ve y se las desea para comerlos con palillos) y luego hacemos una reparadora siesta de 4.30 a 22.00 horas.
Cuando salimos a la calle el Hutong se ha llenado de vida, los puestos de comida de la calle bullen, aquí y allá se vende comida preparada, nosotros nos metemos en un curioso, pintoresco y grasiento local de la misma calle, casi en frente del hostal. Comemos arroz y varios platos de pollo y verduras un poco
picantes y regresamos al hostal para estar mañana al cien por cien (recordemos que yo cojeo de un pie que durante el vuelo y quizás debido al vendaje se me ha hinchado como un globo). En el hostal, rodeado de guiris que en el salón se reúnen en torno a una gigantesca pantalla de TV para ver conciertos de sus grupos preferidos (esta nostalgia es algo que no termino de entender) mientras chatean con sus portátiles o
consultan su facebook. Pedimos una cerveza para terminar el día escribiendo este diario y nos llama la atención algo que es muy habitual en todos los locales chinos: una inmensa botella de licor ¿has visto alguna vez el licor chino que tiene un lagarto dentro? Pues esas enormes botellas tienen huesos, serpientes, lagartos, y una infinidad de alimañas que la llenan hasta la mitad.
01-05-09 Día internacional de los trabajadores.
Contratamos a chofer para visitar las tumbas de los emperadores Ming (que gobernaron china entre los siglos XIV y XVII y que fueron los que trasladaron la capital a Pekín y construyeron la Ciudad Prohibida) y un tramo de la muralla china, ambos a una media de 40 kilómetros de distancia de la capital y de separación entre ellos. Es día festivo en china, pero no hay grandes celebraciones, únicamente en algunos lugares cuelgan carteles felicitando el día a los trabajadores. Si se nota en la avalancha de gente que invade los monumentos y que nos encontraremos durante todo el día teniendo su culmen en la muralla china, visitada textualmente, por una riada de turistas nacionales.
Las tumbas de los emperadores están ubicadas en un valle al cual se
Del regateo con nuestro chofer (y un amigo que traía como copiloto de su cutre coche con alguna idea de inglés menor que la mía) para poder visitar las tres tumbas y del tiempo que emplearíamos en cada una no voy a decir mas que que era un impresentable contratado a través de una empleada del albergue Leo con cara de actriz porno (Amy) y que al final llegamos a la conclusión de que debía ser su amigo/hermano/novio que por ser 1 de mayo no trabajaba y quería ganar un dinero fácil a cuenta de los turistas (300 yoanes), sin embargo con nosotros - terror de chóferes y guías - poco podían roer y el dinero se lo ganaría bien.
Por ultimo visitamos el tramo de muralla china mas conocido y
- Welcome to Beijing- frase que todos los escolares parecen tener bien aprendida.
- Thank you - contesto en mi triste inglés pero con una gran sonrisa que llega allí donde no lo hace mi conocimiento de idiomas 8sonrrio constantemente y a todo el mundo, debo parecer bobo).
- What is your name?- pregunta
- Carmelo - le contesto, abre mucho los ojos se deja el polo dentro de la boca y se lleva las manos a la cabeza como diciendo con sus simpáticas muecas: incomprensible, impronunciable. Me rio…que curioso puede resultar todo según el angulo en que se mire, yo habría hecho lo mismo si el me hubiese dicho su nombre. Continuamos nuestro paseo: subidas, bajadas…según nos alejábamos de la entrada había menos turistas, la inclinación es generalmente ascendente pero al cabo de varios kilómetros comienza un descenso que para una persona cojeante aseguro que termina siendo poco agradable pues hay zonas en las que hay escalones pero en otras solo hay rampa de bajada con barandilla. En cualquier caso fue una experiencia maravillosa de tres horas, con vistas espectaculares de la zigzagueante muralla perdiéndose en el horizonte mientras comenzaba a ponerse el sol.
De vuelta a Pekín intentamos cenar en el restaurante mas famoso para comer Pato de Pekín. Imposible, pues está completamente lleno y hay cola. Nos vamos al de al lado, donde hay una cola mas ágil y solo chinos. Ponemos a los camareros en un apuro, pero gracias al traductor
02-05-09
Nos levantamos a las 7 de la mañana ( esto se terminará convirtiendo en un clásico). Sentimos que queremos aprovechar el tiempo al máximo. El planning para hoy que diseñamos ayer es un fiel reflejo de nuestras intenciones:
- Ciudad Prohibida
- Torre del Tambor
- Paseo por los Hutong de alrededor de la torre
- Paseo por una conocida calle en la que venden pinchos para comer con las cosas mas inimaginables: corazones de pollo, crisálidas, saltamontes…
En la recepción preguntamos antes de salir si nos pueden gestionar la compra de don billetes de tren en litera blanda (si, existe el billete de tren de litera dura, de echo a pesar de nuestros esfuerzos será el único que conoceremos en nuestros tres viajes en tren) para nuestro viaje a Xi’an, nos dicen que si, pero que mejor por las tarde.
Nos vamos a la Ciudad Prohibida pensando que nuestro madrugón
Entramos en la Ciudad Prohibida a las 9.30 de la mañana y salimos a las 17.00 horas. Además del recinto, dentro de algunos pabellones hay exposiciones sobre vida cotidiana y a parte pagamos para ver una de relojes y otra con el tesoro del emperador. Con esta ultima entrada accedemos al famoso muro de los 9 dragones. Estamos agotados, pero realmente ha valido la pena. Ha sido espectacular, emocionante y bello pasear por estos lugares prohibidos a toda persona corriente hasta hace tres cuartos de siglo, cuando el ultimo emperador Puji (“Emperador Xuantong”), tras la Revolución China de 1911 fue depuesto como emperador aunque contin



(Mael y yo a lo Ultimo Emperador, ejerciendo de turistas dentro de la Ciudad Prohibida, jé)